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Templo y ExConvento de Santa Clara

El convento de monjas de Santa Clara de Querétaro fue fundado en 1607 gracias a la generosidad del cacique indio Diego de Tapia, hijo de Conin, mejor conocido como Hernando de Tapia, –cofundador de la ciudad–, de quien heredó los cuantiosos bienes adquiridos gracias a las mercedes concedidas por los servicios prestados a la monarquía española. La creación del convento fue sugerida por los franciscanos, quienes tenían gran influjo entre los vecinos del lugar, siendo uno de los objetivos el proporcionar estado a Luisa, única hija legítima del fundador, cual si de doncella española se tratase, pues los conventos no eran para indias. Tapia prefirió entregar su fortuna a una institución religiosa, por consejo de un fraile franciscano, que otorgar cuantiosa dote a cualquier doncel de su raza o de la ajena para que la tomase por esposa. Luisa del Espíritu Santo pasó la mayor parte de su vida en el convento y fue la única monja india que ocupó el cargo de abadesa en éste y en todos los conventos de monjas de la Nueva España, a excepción del convento de Corpus Christi de la ciudad de México que fue fundado expresamente para indias caciques.


En este recinto vivieron y murieron un poco más de 500 monjas de velo negro entre 1607 y 1864, también las hubo de velo blanco, niñas, criadas, esclavas y donadas. Esta comunidad fue de las más ricas de la Nueva España, poseía grandes extensiones de tierra entre propiedades agrestes y urbanas que se rentaban y de cuyos frutos vivían, además de la dote que cada monja aportaba a la comunidad antes de profesar. Un mayordomo se encargaba de controlar y vigilar los caudales del convento pero no siempre fueron modelo de honradez. El edificio conventual ocupó una extensión de tres manzanas, en las actuales calles de Madero, Allende, Guerrero e Hidalgo, del cual sólo permanece en pie el templo, el cual resguarda en la nave seis espléndidos retablos del siglo XVIII y uno del XIX, además de lienzos, esculturas y retablos en los coros y otros de menores dimensiones en la sacristía, el bautisterio y otras dependencias administrativas. Quedan vestigios del primer templo, la fachada de una de las 13 capillas del interior, la portería del convento y el espacio del claustro mayor ocupado hoy por los Tribunales de la Federación.


Con motivo de las Leyes de Reforma y otros decretos que no favorecieron la vida conventual, las monjas fueron expulsadas de su monasterio en 1863, volvieron meses después y fueron exclaustradas definitivamente en 1864, durante el imperio de Maximiliano, para ser ocupado templo y convento como cuartel del ejército francés de ocupación.


El templo casi siempre ha servido para el culto, salvo escasas excepciones en periodos aciagos para la religión. Desde 1921 es sede de la Parroquia del Sagrado Corazón.

​Dra. Mina Ramírez Montes​

Instituto de Investigaciones Estéticas. UNAM​​​​​

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